El buitre leonado, cuya alimentación ha estado ligada durante miles de años a la carroña ganadera, se muere literalmente de hambre en Ciudad Real. Es el efecto colateral que dirían los estrategas de la prohibición en 2002 por la Unión Europea del abandono en el campo de despojos, sobre todo de ovinos y bovinos, ante la grave crisis de las vacas locas. Hoy la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) está bajo control pero las aves carroñeras y también las rapaces pasan por un mal momento que ha obligado al Gobierno y a las comunidades autónomas a tomar medidas, como venían reclamando los colectivos ecologistas, con nuevas normas que regulan la creación de muladares bajo estrictos controles.
En Ciudad Real Medio Ambiente ha creado 'de momento', aclara la delegada, Inés Alba, cuatro muladares en aquellas zonas más sensibles y tiene sobre la mesa solicitudes de particulares pendientes de evaluar al amparo de la nueva norma que en Castilla-La Mancha es de septiembre (se adelantó al decreto nacional, aprobado hace apenas un mes). 'Pero que nadie piense que en estos muladares se puede echar cualquier cosa', insiste la delegada. De momento en ellos se está depositando carne de caza.
'No se trata vía muladar que los ganaderos crean que pueden eliminar los cadáveres de sus explotaciones, todos tienen que tener un servicio de destrucción de cadáveres, como hasta ahora. El objetivo es la alimentación supletoria de las carroñeras'. La red de muladares que ha comenzado a crearse garantizará el mantenimiento de las poblaciones de aves rapaces y persigue la doble finalidad de impedir que se propaguen las enfermedades, pero que se alimenten las rapaces.
Los controlados
En una finca propiedad de la Junta de Comunidades, en Los Pilones, término municipal de Abenójar, se ha creado un muladar. Su ubicación coincide con la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de la Sierra de los Canalizos. Por su situación se cree que servirá de punto de alimentación controlado de colonias de buitre negro y también para individuos nidificantes y dispersantes de águila imperial ibérica, águila real y milano negro. Se trata de una zona con una gran implantación ganadera de ovino y caprino.
El segundo muladar controlado por Medio Ambiente está en otro en otro monte público, La Garganta, enclavado en la Sierra de Brazatortas y en la ZEPA de Sierra Morena. Según Inés Alba, 'este área reúne a muchas aves amenazadas; hay un gran colonia de buitre negro, ocho parejas de águila imperial ibérica, varias de buitre leonado, alimoches, milano negro, y diversas parejas de águila real'.
En Cabañeros
En el parque nacional de Cabañeros habrá otro muladar de la red de Medio Ambiente y en un futuro 'podría haber más', afirma la delegada. El parque nacional posee una de las colonias más numerosas de buitre negro del mundo, además de mucha variedad de aves carroñeras
En el Valle de Alcudia
El cuarto muladar controlado por la Delegación de Medio Ambiente se asienta en el Valle de Alcudia, en el Torilejo. En ese paraje la administración regional ha llegado a un acuerdo con un particular para controlar un muladar que se considera según Inés Alba, 'muy importante por la cantidad y variedad de aves que lo pueden utilizar'. En sus inmediaciones se observan concentraciones de más de 1.000 aves necrófagas, hasta él se estima que se acercan ejemplares de aves que nidifican en la provincia y hasta en Jaén.
Medio Ambiente busca ahora una empresa que se encargue del análisis de los despojos que puedan llegar a esos muladares, en los que todo lo que no sea caza se tiene que analizar. La creación de esta red supondrá según los ecologistas 'un respiro' para las carroñeras.
De 6 a 60 buitres al año, El Chaparrillo ha notado el impacto del hambre de las necrófagas.
Ni los venenos ni las electrocuciones. En estos momentos la principal causa de mortandad del buitre leonado en la provincia, una especie protegida aunque no amenazada, es el hambre provocada por la falta de carroña en el campo. 'No es que los otros dos supuestos no sean graves, sino que su incidencia es menor', subraya Víctor Díez, director del Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje El Chaparrillo, en Ciudad Real, un centro en el que la falta de alimento se ha traducido en los ingresos cada vez más frecuentes de aves necrófagas deshidratadas y desnutridas, sobre todo ejemplares jóvenes.
El Chaparrillo dispone de un informe en el que se ve con claridad la evolución de las enfermedades y problemas de esta especie. En 2001, un año antes de que se prohibiera por ley depositar despojos animales en el campo, por el centro pasaron 6 buitres, cifra que aumentó a 17 un año después, en 2002. A partir de ahí los ingresos de buitres han ido a más hasta llegar a su cénit el año pasado, en 2006, en el que por El Chaparrillo pasaron 54 ejemplares de buitre, casi 60, 'eso es una barbaridad, como para colapsar un centro en el que prestamos ayuda a todo tipo de rapaces', asegura Díez, confiado en que la red de muladares que se está creando sea un éxito.
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